Media taza de dátiles
1 y media tazas de nueces y almendras peladas
1 taza de coco rallado
1 pizca de sal
Relleno:
Media taza de miel de agave o jarabe de dátil
2 tazas de castañas remojadas en agua durante 8 horas
3 tazas de fresas
media taza de grasa o aceite de coco
1 cucharada de jugo de limón
1 pizca de sal
(Las almendras se pelan fácilmente remojándolas en agua tibia durante diez minutos. La miel de dátil se prepara licuando 6 u 8 dátiles en un poco de agua).
Se pican los dátiles en pequeño, se colocan en el procesador de alimentos, y al mismo tiempo que se procesan se van añadiendo los demás ingredientes poco a poco, hasta formar una pasta gruesa. Por último se mezcla con el coco y queda una textura pastosa.
Para preparar el relleno
Se muelen las castañas, el jugo de limón, media taza de jarabe de dátiles, la grasa de coco y la pizca de sal. Queda una mezcla cremosa que se bate un poco con la mitad de las fresas picadas.
Se forra el fondo de un molde desmontable para pastel con papel aluminio o papel encerado, se acomoda la mitad de la pasta de dátiles y se presiona para formar la base del pastel. Se vierte encima la mitad de la mezcla de castañas y fresas. Se mete al congelador durante dos horas hasta que esté firme.
Se saca del congelador, para cubrirla con la otra mitad de la mezcla de dátiles, que se aplana con el rodillo para hacer una cubierta y colocarla por encima. Se añade la otra mitad de la crema de castañas que se ha mezclado con las fresas restantes que se pican y se muelen bien en el procesador hasta lograr una crema color de rosa. Con un cuchillo mojado en agua tibia, se alisa la superficie de la crema. Se adorna con rebanadas de fresas y se coloca en el refrigerador durante varias horas.
Se desmonta el molde con mucho cuidado y se mete la tarta al refrigerador hasta el momento de servir.
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